lunes, 30 de agosto de 2010


 Mia sonrie al ver a su mejor amiga con su primer novio en su tercera cita,  ve su sonrisa y sabe, aun que ella jamás lo ha sentido, que por mucho dolor que pueda llegar a experimentar al acabar esta relacion, su buena y inocente amiga se quedará con el bonito sentimiento de querer y ser querida.
Coje su libreta de la mochilla colgada a su espalda, saca su boligrafo y empieza a escribir.
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Un dia de dos. Un tiempo exclusivo. Una tarde de risas, juegos, ilusiones y mas risas, pero sobretodo de ganas, ganas de un amor lleno de pasion, del uno por el otro, ganas de un amor que no se sacia.
Caminando tranquilos por el paseo de la playa, sus manos entrelazadas como su amor, entre tanta gente que los observa ellos caminan a su aire, en su burbuja de felicidad.
De vez en cuando se detienen. Un beso. Otro. Y despues retoman su camino. Una tarde como ninguna otra, pero el tiempo se ha acabado , traicionero tiempo! Pero todavia tiene el sabor, el sabor de él, de sus besos, de su amor y su pasion. Ella saborea su boca, recordando sus labios, es la prueba... la prueba de que todo es verdad, de que los labios de él le han rozado los suyos, de que sus ojos miraban a los suyos, de que sus manos estaban entrelazadas, es la prueba de que su amor esta vivo como el fuego.
Porque cuando alguien a quien quieres se va, intentas detenerlo con las manos, y esperas atrapar así también su corazón. Pero no es así. El corazón tiene piernas que no ves.